miércoles, 2 de noviembre de 2022

Feria.

Ana Iris Simón | DeBolsillo | 200 págs 
| 10.95€ | Autoconclusivo Español Comprar aquí
«Tendré que llevarte al cerro de la Virgen y tendré que decirte que eso es La Mancha y que es de esa tierra naranja de donde venimos, que ese manto de esparto que no acaba nunca es lo que eres.

Tendré que explicarte lo que es un Pueblo y sabrás que el nuestro está atravesado por tres realidades: la ausencia total de relieve, el Quijote y el viento.
Tendré que recordarte que eres nieto de familia postal, bisnieto de campesinos y feriantes, tataranieto de carabinero exiliado y de quincallera, y que sientas entonces que eres heredero de una raza mítica».

Ana Iris creció escuchando a sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes, quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria dejaba de tener sentido. Los otros abuelos, campesinos, le transmitieron el arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un almendro y le dijo que lo había plantado él, así que pa ella era su sombra.

La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros.

También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad y una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria.

Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es.
Conocí a  Ana Iris Simón gracias a que un usuario de Twitter con aires de grandeza se dedicó a corregir la primera página de su libro con un criterio de dudosa calidad. Como quise forjarme una opinión propia del libro del que todo el mundo hablaba, no dudé en hacerme con él en cuanto tuve la oportunidad y tengo que decir que me ha gustado muchísimo.

'Dentro de mil años no habrá ni tíos ni tías, sino solo gilipollas'.

Voy a empezar comentando la trama del libro. Habla de la historia de Ana Iris, la propia escritora, y, además, lo hace en primera persona. Se centra en detallar alguna de las vivencias que ha tenido a lo largo de vida. No tenemos ningún giro en la trama, puesto que es bastante plana y está principalmente centrada en contar la 'evolución' y el 'progreso' que ha ido viviendo España. Es importante recalcar que no es una novela de ficción y es un libro con un alto contenido ideológico no apto para todos los públicos, pues hace una crítica directa al modo de vida actual y a la España que un día fue y que hoy no se siente. Hace un verdadero examen de lo que hoy se denomina progreso, de la pérdida de las costumbres, de las tradiciones, del poco valor que a día de hoy se le da a los pueblos, a lo rural, a sentarse en la puerta con una silla de plástico a hablar con las vecinas y a comprar una botella de leche en la tienda, cito textualmente, de 'la Rocío'.

Prosigo la reseña hablando de los personajes puesto que son bastante numerosos y todos y cada uno de ellos guardan algo especial. Desde los abuelos de la protagonista, hasta su amiga de la infancia, pasando por sus padres, tíos y primos. Son completamente redondos y sientes que te has colado en una comida familiar para conocerles de primera mano y entablar con cada uno de ellos una relación especial. La cantidad es bastante numerosa, pero es muy fácil poder seguir el hilo sin perderte.
En lo referente a la estructura de la novela, contamos con divisiones sin numerar que no se hacen demasiado extensas. A su vez, está dividido por diferentes partes y he de decir que, a pesar de que este libro no tiene diálogos no se hace una estructura pesada y todo está marcado con unos tiempos necesarios y justos para que la trama se vaya desarrollando con total normalidad. Asimismo, el inicio también tiene un buen ritmo y no te cuesta mucho entrar en la historia y conectar con ella. Si os termina gustando tanto como a mí, estoy segura de que lo terminaréis en un par de días.

'La feria ya no era lo de antes porque la vida se iba poco a poco convirtiendo en una feria'.

Al ser lo primero que leía de ella, era evidente que desconocía la pluma de la autora y puedo afirmar sin temor a equivocarme que es una de las más características que he leído jamás. Podré decir que es un libro de Ana Iris Simón sin que lo ponga en la cubierta y eso hace que sea un gran punto a su favor porque la distingue del resto de manera casi directa. Como he adelantado anteriormente, es un libro sin diálogos, por lo que la presencia de narración es el principal hilo conductor. A pesar de esto, y como ya también he dicho, no se hace una novela pesada y el ritmo de lectura es bastante ágil. Las descripciones son breves y concisas y, aunque puede ser que en algunas ocasiones necesites leer dos veces lo que Ana Iris ha escrito para darle el sentido que ella le dio, es una forma de escribir sencilla, directa y con un toque único y especial. En cualquier caso, Ana Iris escribe los sábados para el periódico El País, así que puede ser la oportunidad perfecta para ver si te gusta o no.

En conclusión, «Feria», me ha llevado a la España de hace unos años. A la España en la que todo el mundo era feliz. A la España en la que no se tenía miedo de comentar algo que no te gustaba o con lo que no estabas de acuerdo. A la España en la que apreciábamos el valor de lo único y especial. A la España que creció con ferias callejeras y niños corriendo por la calle. A la España que creció con libertad. A la España que ya no existe, que ya no es. 

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