Claudia Piñeiro | Alfaguara | 330 págs | 18.90€ | Autoconclusivo | Español (Argentina) | Comprar aquí Una adolescente aparece quemada y descuartizada en un descampado. Treinta años después, el crimen sigue sin aclararse y su familia y entorno se han desmoronado.
Hace treinta años, en un terreno baldío de un barrio tranquilo, apareció descuartizado y quemado el cadáver de una adolescente. La investigación se cerró sin culpables y su familia -de clase media educada, formal y católica- silenciosamente se fue resquebrajando Pero, pasado ese largo tiempo, la verdad oculta saldrá a la luz gracias al persistente amor del padre de la víctima.
Esa verdad mostrará con crudeza lo que se esconde detrás de las apariencias; la crueldad a la que pueden llevar la obediencia y el fanatismo religioso; la complicidad de los temerosos e indiferentes, y también, la soledad y el desvalimiento de quienes se animan a seguir su propio camino, ignorando mandatos heredados.
No sabía de la existencia de Claudia Piñeiro hasta que indagué un día por Amazon buscando una lectura acorde con lo que necesitaba en ese momento. De pronto, lo vi, esa cubierta tan impactante —y significativa después de leer la novela— con una mujer admirando un cristo crucificado en una iglesia. No tuve la menor duda de que sería una buena lectura después de leer la sinopsis, así que lo metí en mi lista de deseos y meses después, para celebrar el día del libro, mi pareja mi sorprendió regalándomelo.
'Si Dios quiere, sale; si Dios no quiere, no'.
Voy a empezar comentando la
trama de la novela. Estaremos en constante movimiento entre Santiago de Compostela y un pequeño barrio de Buenos Aires, Argentina, donde suceden los hechos.
No tendremos apenas datos de ambientación, pero en un libro como este, donde lo relevante ha sido los pensamientos de los personajes, no me ha hecho falta en ningún momento. La narración se dará en primera persona, alternando siete partes con siete narradores diferentes.
Será a través de la historia de ellos como conoceremos la historia, puesto que no sigue un hilo conductor como tal. Cada personaje cuenta lo que ha vivido con Ana, la chica que aparece descuartizada y quemada en un baldío, y con ellos iremos descubriendo
todos los secretos que la chica esconde y la causa de su terrible muerte. Me ha encantado esta forma de presentar la trama, puesto que así he podido conocer todo lo que los personajes
pensaban y los secretos que escondían. No tenemos muchos giros argumentales,
aunque sí alguno que otro que nos sorprenderá, por lo que se puede calificar de una historia un tanto
plana. La autora no marea con un sospechoso u otro, sino que, como ya he dicho, deja que cada quien exprese sus sentimientos y emociones para que el lector saque las conclusiones
que estime oportuno. No por eso considero que la historia sea aburrida, puesto que a mí me ha dejado en vela hasta el final para saber cómo se iba a desarrollar este thriller tan especial y particular, haciéndome dudar muchas veces entre varios de mis sospechosos. Yo creo que
lo sorprendente de este libro no es quién lo hace, sino el motivo; un motivo que nos puede parecer alocado, pero que
la autora lo trabaja e inculca tan bien desde la primera página que podemos llegar a empatizar y normalizarlo.
Prosigo la reseña hablando de los personajes puesto que, a pesar de que son pocos, me han gustado mucho. No puedo evitar hacer alusión a Ana, porque me hubiese encantado tener una parte donde conocer todo lo que ella pensaba, lo que escondía, sin embargo no creo que sea estrictamente necesario puesto que, de ser así, estoy completamente segura de que habríamos adivinado al culpable y el motivo que detrás se escondía antes de tiempo. Los personajes secundarios son pocos, por no decir ninguno, por eso los principales están muy bien construidos y sabes de buena tinta qué pueden hacer y cómo van a actuar. La descripción física está menos desarrollada, pero no me ha chocado que se realizase así, puesto que, como he mencionado, lo importante de esta novela son los pensamientos y la filosofía que comparten los personajes. No hay protagonistas, cada personaje lo es en su parte correspondiente.
En lo referente a la estructura de la novela, no puedo dar una extensión clara como siempre hago, porque los capítulos, a pesar de estar enumerados, no siguen un orden. Como he adelantado, tendremos siete personajes que cuentan su historia, por lo tanto, la historia cuenta con siete partes diferenciadas donde encontraremos como máximo tres capítulos. No voy a negarlo, se hacen bastante largos y es complicado dejar el marcapáginas en uno para continuar en otro momento porque terminan siendo bastante extensos. A mí es algo que no me gusta, pero tampoco ha entorpecido el ritmo de lectura puesto que tan solo me ha durado un par de días. En cuanto a la estructura del libro en general, no se me ha hecho muy precipitado, pero tampoco extenso. Creo que hay personajes que, de haberse omitido, no hubiese pasado nada, pero tampoco me ha molestado saber un poco más de ellos, porque le ha dado aún más sentido a la trama.
'Es que mi amiga, por fin, eso había hecho: dejar lo que había sido, irse. Ana estaba muerta'.
Al ser lo primero que leía de ella, era evidente que
desconocía la
pluma de la autora. Me he quedado con ganas de más,
de conocerla en otro ámbito, en otro tipo de novela donde la filosofía y reflexión no tenga tanto lugar sino que la acción vaya marcando el ritmo. En esta novela, tenemos
muchísima documentación, no en cuanto a la muerte y a investigación
sino a la religión y la filosofía. Según podemos leer en la sinopsis, nos encontramos
ante una familia muy católica que no quiere romper con los cánones impuestos por su religión. Es por eso por lo que la autora se introduce de lleno en ello, haciéndote creer que, de verdad, es ella una de esas fanáticas de la gran capacidad que tiene
para poder transmitir la sabiduría que ha adquirido, no sé si para este libro o en general. El nivel de
narración supera con creces el de los diálogos, no encontraremos muchos a lo largo del libro
—y los que hay, son narrados
de manera indirecta—,
pero igualmente he leído bastante rápido la novela, por lo que puedo decir con total seguridad que no llegan a ser aburridos ni pesados. Cada personaje tiene algo que esconder, una espiritualidad y creencia que desarrollar
y lo hace a la perfección en cada parte donde es el protagonista. Por último, me gustaría hacer hincapié en que nos encontraremos con un lenguaje latino, no es el castellano hablado en España, sino un español latinoamericano, concretamente argentino. A mí me ha encantado leer algo así por vez primera y la verdad es que no me ha parecido un hándicap para leer el libro.
En conclusión, «Catedrales», ha sido un thriller que me ha fascinado, con muchos datos de religión, filosofía y maneras de ver la vida. Una forma diferente de enfocar un libro de ese género, con menos acción, más sabiduría y un broche final que nos deja boquiabiertos a pesar de barajar desde un principio quién es el culpable. Completamente recomendado para amantes del género, para quienes quieren algo diferente sin salir de una novela intrigante, llena de misterio y secretos.