Confesiones de un amigo imaginario.

     Michelle Cuevas | Puck Ediciones | 170 págs | 12.00€ | Inglés | Comprar aquí

¿Quién dice que los amigos imaginarios no existen?
Jacques y Fleur Papier no solo son hermanos gemelos; también son los mejores amigos del mundo. Lo comparten todo: literas, baños, helados, secretos, ronquidos. Están tan unidos que una vez llegaron a compartir –preparaos- un chicle. Tan unidos que Fleur sabe lo que piensa Jacques incluso antes que él. Por eso, cuando Jacques se entera de que Fleur le ha ocultado un secreto gigante, un secreto monumental, el secreto más alucinante del mundo, no se lo puede creer: ¡Fleur tiene un amigo imaginario! Imaginaos cómo se quedará cuando Jacques empiece a atar cabos y descubra que ese amigo imaginario es... él mismo. Un momento… ¿qué? ¿Que Jacques es imaginario?¿Intangible? ¿Invisible? ¡Llamad a los bomberos, al hospital, a la policía! ¡Jacques está a punto de sufrir un ataque al corazón! (Si acaso los seres imaginarios tienen corazón.)

Desde hace mucho he tenido muchas ganas de leer este libro. Con su portada ya me cautivó y, tras ver las opiniones de muchos otros lectores decidí que sería una buen lectura. Justo ayer fui a una librería, simplemente a dar una vuelta, cuando lo vi en una de sus estanterías y no pude evitar no comprarlo. El número de páginas, el precio y mis ganas eran muy favorables.  Admito que llevo unos días en lo que parece ser un bloqueo lector. Nada me termina de convencer, nada me gusta, nada me engancha y necesitaba leer historias cortas, no muy liosas que me hicieran poder volver a la realidad. Confesiones de un amigo imaginario ha logrado su objetivo. Engancharme y cautivarme de nuevo. Ha sido un libro espectacular.

Para mi sorpresa, me he encontrado con otra trama diferente a la que quizás me hubiese esperado. Si que esperaba una historia un poco más dura, más profunda. En contraposición, he visto una novela ligera, amena, superficial que me ha gustado, pues como he dicho es lo que necesitaba en este momento. Realmente, en sus raíces, el libro abarca un tema bastante complicado en algunas ocasiones y la forma en la cual la autora lo ha relatado y narrado todo con tanto esmero y delicadeza  ha sido increíble.

El personaje principal ha sido bastante tierno y es que Michelle ha conseguido con su pluma que parezca que estamos leyendo a un niño y no a una escritora. Algo que debemos admirar puesto que pienso que nos será del todo sencillo para la autora. La forma de expresarse, las ocurrencias del niño, el vocabulario que utiliza... todo se ve envuelto en una atmósfera en la cual parece que el propio amigo, eres tú.

El libro está dirigido para niños de entre nueve y catorce años aunque yo lo he disfrutado del mismo modo que un niño de esa edad por lo que eso explica que vocabulario sea rico, abundante y sencillo. Es por eso también que la pluma de la autora es muy divertida, consiguiendo varias sonrisas, risas y momentos de reflexión en algunas ocasiones.

El libro se lee demasiado rápido. Como he dicho en la introducción lo compré ayer por la tarde y hoy os traigo la reseña. El número de páginas es bastante corto y, además, cuenta con unos capítulos o divisiones muy breves que casi no llegan a ocupar dos páginas en su totalidad. La novela consta de 170 páginas en las cuales podremos encontrar 60 capítulos acompañados de unas ilustraciones preciosas realizadas por la propia autora que parecen incluso realizadas por un niño pequeño o por simplemente, por el protagonista del libro.

No puedo revelar mucho más pues en la sinopsis se refleja gran parte de la novela y debido a su escasez en páginas os contaría el libro entero. Para mi, ha sido una sorpresa absoluta y me ha encarado poder sumergirme entre sus páginas y conocer la pluma de la autora. Me ha enganchado a niveles extremos gracias a su infinita sencillez tanto en la forma de redacción como en la trama y la ternura de todos y cada uno de sus personajes. Michelle ha sabido transmitir a través de los ojos de un niño todas y cada una de sus páginas.