El último verano de Silvia Blanch.

Lorena Franco | Editorial Planeta | 320 págs | 17.00€ | Autoconclusivo | Español | Comprar aquí

Un amor prohibido siempre arrastra mentiras.
Un crimen siempre deja huellas.
La última persona que vio a Silvia Blanch, desaparecida sin dejar rastro el verano de 2017, está muerta. Silvia era joven, guapa y estaba destinada al éxito. Alex, una joven periodista, será la encargada de ir hasta el pueblo de Montseny, donde vivía Silvia y donde se le perdió la pista, para hablar con su familia y escribir un artículo cuando se cumple un año de la desaparición.
Una vez allí, empieza a desempolvar todos los detalles de la desaparición en busca de respuestas. Rodeada de secretos y mentiras, no tardará en notar que su presencia molesta a los habitantes del pueblo. Sobre todo a uno de los principales sospechosos, por quien Alex se sentirá irremediablemente atraída a pesar de lo que parece esconder.

Hacía mucho tiempo desde que conocía a  Lorena Franco, pero nunca antes me había animado con ella. Todo el mundo hablaba maravillas de su pluma, pero como siempre tenía tantas lecturas pendientes, no encontraba el momento de ponerme con sus libros. Durante esta cuarentena y con mucho tiempo libre, quise conocerla con su última novela «El último verano de Silvia Blanch» y no me arrepiento de haberlo hecho.

'Aquí nadie dice la verdad, Alex. Ni siquiera yo'.

Voy a empezar comentando la trama de la novela. Viajaremos hasta Montseny, un municipio de Barcelona. Esta ubicación es propia de Lorena, que siempre utiliza Cataluña para todas sus novelas. Hay una gran documentación del sitio, por lo que es bastante fácil poder andar por las calles junto a Alex. Sin embargo, estos numerosos datos no son pesados, la autora hace un trabajo muy bueno para que no sea aburrido. Como un buen thriller, tendremos una gran cantidad de giros argumentales, cosa que, evidentemente, me ha gustado mucho. Sospechas de todos los personajes que se presentan y Lorena sabe cómo mantener la intriga de todo lo que le rodea a esta joven periodista. Conoceremos la trama en primera persona, contando con una doble narración alternada entre Alex y otros personajes que también tendrán un papel fundamental en la trama. Como se puede deducir de todo lo que he comentado, el libro engancha desde la primera página y no pude soltarlo hasta terminarlo. Me desperté ansiosa al día siguiente, después de haber dejado la novela a la mitad a las tantas de la madrugada.

Prosigo la reseña hablando de los personajes puesto que todos ellos me han gustado. Tanto los protagonistas, como los secundarios esconden secretos, por muy nimio o superficial que sea, por poca relevancia que pueda tener para la trama, hay algo en lo que no han dicho la verdad. Como es evidente, son personajes completamente redondos y podemos llegar a conocerlos en su totalidad, tanto física como psicológicamente. Es fácil poder saber de qué palo va cada uno, pero Lorena siempre nos tendrá una sorpresa guardada bajo la manga que hará cambiar el rumbo de todo.

En lo referente a la estructura de la novela, tendremos unos capítulos cortos, aunque están sin numerar y es por eso por lo que no os puedo dar el número aproximado de cada división. Estas están fechadas, por lo que podremos seguir con facilidad una línea temporal de todo lo que va ocurriendo en el caso de Silvia Blanch. El principio puede llegar a parecer confuso porque no ubicamos bien al personaje que narra, pero en cuanto avanzas un par de páginas sabes a lo que la autora ha hecho alusión. Por último, pero no menos importante, el final está desarrollado correctamente y en ningún momento se hace precipitado.

'Sufro por ellos. Por la ira irrefrenable que pueden sentir. Prefiero que vivan con la pena de no tener ni idea de qué fue de mí que con la vergüenza de saber que me enamoré de alguien que estaba prohibido'.

Al ser lo primero que leía de ella, era evidente que desconocía la pluma de la autora. Sinceramente, no sé por qué no lo he hecho antes, ya que Lorena se ha convertido en una de mis autoras favoritas, por no decir la que más. Sabe cómo embaucar al lector y engancharlo desde el principio para que no dejes de leer hasta poder terminar. Hace uso de un vocabulario directo y sin grandes pretensiones, sabe lo que quiere decir y no se extiende más de lo debido. A pesar de esto, es cierto que utiliza un lenguaje formal y deja atrás cualquier ápice de demasiada cordialidad y familiaridad. También podremos encontrar algo de romance dentro de esta novela etiquetada como novela negra. Todas las relaciones que surgen, surgen de manera natural, sin que suene forzoso, aunque al principio te sorprenda encontrarlo. Haciendo un último hincapié en el balance de diálogo y narración, creo que tendremos como resultado una equidad entre ambos.

En conclusión, «El último verano de Silvia Blanch» es una novela negra donde nadie dice la verdad. Unos personajes con muchas sombras que esconden grandes secretos donde Silvia, casi sin querer, se ve envuelta. Una pluma sublime que ayuda a que puedas sumergirte en Montseny y te sientas identificados con todos los personajes; incluso con los que mienten.